Y se vuelca el sentido del tiempo, a quien iba en busca de esperanzas lo espera la muerte. Se activará una bomba derrumbando ilusiones, pensamientos plásticos de polímeros ensangrentados, que fabricaban gota a gota el desangramiento de la verdad. Cuota a cuota dispersando la identidad. Una fiebre que atacó hasta consumir hallaría su final. La cuenta se acerca a cero, el tiempo como siempre no pasa, nadie advierte nada, nadie es ciego, así como los cuerpos celestes, sueños del pasado hogar del futuro, la explosión inminente viene desapercibida. El final, el principio, el cero ha llegado:
No existen ruidos ni luces, solo los colores que tú conoces. Los muros permanecen intactos, sin embargo el ganado se encuentra ahora desorientado, desprovisto de la ley dual que lo guiaba. Han sido destruidos los lugares en sus mentes que los guiaban a la falsa iluminación, arrasadas sus pesadas estructuras que excavaban lejos del sol, engranajes que ocultaban sus neuronas con falso éxito, los metales de un tiempo pretérito. La grasa, el petróleo y el carbón, permanecen esparcidos en forma de incertidumbre, pero de a poco se dejan ver figuras de hermosa simplicidad, y los pensamientos reflorecen sinceros sin ocultar, unos con retorcidas formas desean matar, amar o crear, el resto goza de pulcritud y silencio, advierten abiertos al sol que quedaron solo en memoria los deseos de demandar. La imagen es la de un otoño bancario en cuyo húmedo amanecer se barre la última gran mentira, el fin de la era material como una aurora al topo cegó, involucionó, extirpó al hombre de su último gran motivo, como inválidos, como guaguas, se enfrentarán al desafío de ser verdaderos animales, humanos, como instinto su razón, como motivo solo un montón de corazones palpitando en un ritmo anacrónico, corazones que volaron por la oferta y la demanda devueltos a la esfera por la gravedad, tan enraizados en capital sufrirán como el circunciso al volver a sentir.
Así se abrieron las puertas automáticas y descendieron las escaleras mecánicas, llevando a nuevas personas a reencontrarse con el cielo y el suelo, el sufrir, el perder, el ser sin aparentar, sin ocultar, sin materializar los abstractos ideales. Y a pie pelado se fueron a follar y tomar el sol. Éxodo 5:1.